martes, 12 de enero de 2016

Se me va a niña...


Se me va la niña...

Por MALE Capetillo Cabrera

Foto Tumbler

con la colaboración sentimental de D Vaalerdii FaBy

... Se me va la niña, ella tan pequeñita que fue en mi vientre, tan diminuta y temerosa al principio, tan curiosa y valiente conmigo a sus espaldas... Es otro sentimiento, no se materializa cuando camina al altar con su sonrisa dichosa y su vestido divino, no se quiebra uno como lo hacen los padres mientras es la fiesta y la luna de miel...
... Uno se quiebra cuando entra a ese espacio y le caen encima todos los recuerdos como avalancha inesperada, como invierno personal, como marea desbocada...
... Pero no quieres dar molestias ni hacerla sentir triste, sin embargo y con cuidadito de cerrar muy bien la puerta, te sientas en la cama que tiene su aroma y te das cuenta de que no lo habías sentido tan penetrante desde el día en que nació... Se nos va la nena, ella que puso todas esas decoraciones en las paredes, ella que ponía tus ropas apenas la descuidabas y jugaba a ser como tú ante el espejo...
... Ahí están en sus maletas los recuerdos de una vida bajo tu ala, el principio de su vuelo...
... ¿Quién iba a decirnos que el insomnio de una madre dura toda la vida? Ganas de sujetarte y reprenderle al tono de ¿En qué momento creciste sin mi permiso? ¿ Por qué tenías que hacerlo tan rápido? Aun puedo sentir en mis manos tu piel rosa y suave y puedo verme ayer cambiando los pañales, curando tus llantos con mis besos y espantando monstruos con la escoba...
... Aun tengo el corazón agitado por las prisas de la cartulina que no me pediste el viernes y se te acordó el domingo, su cara cuando no salió la tarea como quería y los momentos en que le daba el desayuno a medio camino de la escuela, con una mano y la otra le iba haciendo las colitas, todo por dejarle esos 5 minutos extras en la cama, o robarla cómplice y apretarte contra mi pecho un ratillo en que era más mía que de nadie...
... Soy una madre egoísta, o confundida o que sé yo, porque estoy feliz por verla feliz, pero me invaden las nostalgias de tener que soltar, de no arroparla por la noche o dejar de levantarme en medio de los truenos para mirar si no tenía pesadillas... Sea cual fuera su edad...
... Se me hacen pesados los cansancios sin su sonrisa para recibirme día a día, pues no había mejor medicina para mi estrés laboral que sus asuntos pendientes, las noches de hacer la cena juntas y las historias de todos tus amigos que repetías y repetías como un disco rayado al sonido de ¿Me estás haciendo caso mamá?....
... Se nos va la nena hoy, no ayer que terminaba la primaria y empezó esa vanidad de señorita, de damita que se sabe un poco más linda de lo normal, no se nos fue cuando la vimos de la mano con un niño, ni me cansé de fingir que no sabía lo que pasaba, para dejarla que ella sola me contase lo que ya me imaginaba...
... Sí, me dolió un poco porque fue en ese momento que caí en la cuenta de que crecería, de que un amor afortunado se la llevaría nuevos principios tarde o temprano...
... Ahí andaba con tus errores hecha ovillo, temiendo que me enojara con sus decisiones de juventud, que no perdonase sus actos, sus errores; pero al final después de hacer ver la lección... ¿Cómo no hacer espacio en el corazón para mi niña?...
... La vida sigue, el tiempo nunca deja de andar hacia adelante y cada vez menos niñas, nos iban quedando de nuestra pequeña reminiscencias dentro de una mujer... Que en algunos ángulos, era habitada por mi niña... No nos cae el peso de la ausencia de una hija con el oropel de una boda, con la fantasía de la fiesta y la emoción de su dicha...
... Es ese momento cuando va por sus cosas, al verla junto a la puerta que ya es casi de su tamaño , donde el corazón se nos hace pequeñito y la casa triplica su tamaño...
... Él se la lleva, entonces ella nos abraza, nos dice que vendrá y llamar todos los días, se le quiebra la voz y derrama unas enormes lágrimas redondas donde podemos ver nuestro reflejo...
... Le sonreímos, le decimos que no sea tonta, que es el ciclo de la vida, que no pasa nada, que la amamos mucho, inexplicablemente, inmedible e inconteniblemente... Que estamos sumamente felices...
... La vemos partir y corremos a su cuarto vacío, nos metemos en su cama, nos preguntamos ¿Qué demonios acaba de pasar? ¿En qué momento nos avisaron que era tan rápido?...Entre muñecos abandonados, cosas que ha dejado, entre su aroma y la inmensidad de su espacio, toda una infancia nos pasa por la mente y sentimos como sube por la garganta el llanto...¡Se nos fue la nena!

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